ARKUPEAK. 30 AÑOS DE HISTORIA
En recuerdo de nuestros mayores, que fueron testigos de este relato.
Un poco de historia.
La asociación sin ánimo de lucro llamada Arkupeak, que agrupa a jubilados y jubiladas, viudos y viudas de Baztán, Malerreka, Leizarán y Bidasoa-incluyendo Cinco Villas e Irún- Fuenterrabía-, lleva 33 años funcionando y ha decidido hacer un poco de Historia de esta etapa, en la que se ha convertido en una entidad adulta que proporciona todo un programa de actividades formativas, de ocio y entretenimiento para sus asociados, además de las conmemorativas en forma de homenaje a sus miembros más longevos. Son estas últimas las que dieron sentido y consiguieron la adhesión de tantos y tantos asociados en sus primeros tiempos, en los que tal vez un poco pretenciosamente pretendían “dar más años a su vida, y más vida a sus años”.
Pronto comprendieron que eso de alargar la vida era un don que solo Jangoikoak podía conceder, pero al menos consiguieron alegrar la vida de las personas mayores, creando todo un entramado de amistades y solidaridades, que relacionaba gentes de pueblos y valles que hasta entonces solo se conocían por relaciones familiares o laborales. Es interesante constatar como percibían la vida que les había tocado vivir, que definen como una vida muy dura. Aunque esta es una constatación que suele hacerse al llegar a la vejez, o como suele decirse en lenguaje más edulcorado, a la tercera edad. Lo oíamos a nuestros padres, y ahora lo decimos nosotros.
Porque en cada momento, y pese a que en los últimos años las condiciones socio-económicas habían mejorado bastante (hasta esta crisis que parece no tener fin), todos somos conscientes de que la vida es un camino a veces penoso y cuesta arriba, que nada nos ha sido regalado, y que la felicidad son pequeños momentos, escasos y de corta duración. Sería interesante analizar qué es lo que ha cambiado y qué es lo que ha permanecido en nuestro entorno a lo largo de los años. A mí como historiadora que ha tenido que trabajar muchos años fuera de la casa de mis padres, me ha llamado la atención que las generaciones pasan, las personas se van, pero el paisaje natural y urbano permanece. Por tanto, los montes, bosques, ríos y piedras, sobre todo cuando se les mira desde la distancia, apenas han variado. La naturaleza y sus ciclos continúan, siendo las gentes que viven en ese medio natural las que han ido cambiando.
Y desde tiempo multisecular, han sido los seres humanos los que han vivido pegados a esa naturaleza, luchando por superar sus inconvenientes, para sobrevivir utilizando el ingenio para almacenar agua en los pueblos altos de los valles, mientras que los de los pueblos bajos tenían que usarlo para desalojar el agua de las grandes riadas, para no ahogarse o perder sus casas y enseres. Esto cuando la climatología funcionaba de manera razonable, aunque también se daban episodios extraordinarios como las trombas de agua (hoy llamada gota fría), que no perdonaba ni a los lugares altos, ni a los medianos, ni a los bajos.
Ahora que tanto se habla de cambio climático, y que cuando llueve, graniza, o hace una solanera por encima de lo habitual, salen los viejos del lugar diciendo que “nunca en su vida habían conocido una cosa semejante”, hay que considerar que la memoria de los seres humanos es débil, por lo que siglos atrás se conformó el adagio “como la memoria de los hombres es flaca, conviene que las cosas se pongan por escrito”. Y en esos escritos que se encuentran en los archivos, encontramos testimonios dramáticos de tormentas que arrasaban las cosechas poco antes de su recogida, poniendo en grave peligro la supervivencia de los seres humanos. Cuando no eran las disensiones humanas que provocaban guerras (las peores las civiles), o conflictos internacionales como la rivalidad con la vecina Francia, con operaciones militares en ambos sentidos.
Ello causaba la destrucción de las principales empresas (ferrerías), la interrupción del comercio, que siempre fue importante en la zona. Y lo peor de todo, el asentamiento de tropas, tanto las que defendían la frontera, como las enemigas. Desde fines del s. XVIII en que se constata la decadencia española, se asentaron en la zona las tropas revolucionarias francesas (de la Convención en los años 1783-86), en el s. XIX la Grand armée de Napoleón que ocupó nuestra tierra en 1808, y el ejército combinado (ingleses, portugueses, españoles) que al mando de Wellington, finalmente en 1814 consiguieron echar a los franceses a su país, tras 6 años de dominio del nuestro.
Y luego vinieron las guerras carlistas (Mariano Iceta escribió en la revista de Arkupeaksobre las repercusiones de la primera en Baztán, mientras Anutxi Agestarecordaba lo que contaba su abuela, sobre los malvados carlistas de la tercera guerra, que amenazaban con pasar a cuchillo a la población de Etxalar si no les entregaban la comida que exigían, sin que les movieran a compasión las lágrimas de las mujeres que veían el panorama de hambre que se les avecinaba. Todos los ejércitos actuaban igual, se alimentaban de los recursos de los pueblos que ocupaban. Y cuando las cosas les iban mal, entraban a sangre y fuego en las poblaciones, cuyos habitantes huían a los montes para salvar la vida, encontrándose con sus casas quemadas cuando regresaban pasado el peligro (esto es lo que hicieron los francesesque quemaron muchos pueblos en todo el Pirineo navarro, cuando de mal grado tuvieron que volver a su país).
Y también los carlistas en la última de sus guerras que comenzó en 1875, y dejó a toda la zona en tal estado de miseria, que provocó una de las mayores emigraciones a América en el último cuarto del s. XIX. Lo que hoy vemos en otros países, sucedió en nuestra tierra no hace tanto tiempo. Las familias forzaban a emigrar a sus hijos mayores, pagándoles el pasaje en barco hacia los países latinoamericanos, y así hasta las primeras décadas del s. XX. No sabemos de dónde sacaron el dinero para pagar el billete, pero desde luego hicieron ricas a las compañías navieras propietarias de los barcos que salían desde la costa francesa (Bayona, Burdeos).
Para que luego digamos que los tiempos pasados fueron mejores¡¡¡¡¡.
Hacia tiempos recientes
Mi visión de historiadora, me hace observar las cosas tratando de contextualizarlas. Las dificultades que en su vida pasaron muchos de los primeros asociados de Arkupeak, eran debidas en parte a que forzosamente tenían que dejar la casa de sus padres, porque en Navarra solo heredaba uno de los hijos, ya que la hacienda no daba para repartirla entre todos. Aunque la vida del heredero tampoco era fácil ya que tenía una serie de obligaciones, como ocuparse de sus padres hasta que murieran, además de cobijar a los hermanos menos dotados, que se convertían en criados que ayudaban en las tareas agrícolas y ganaderas, o las que implicaban la actividad económica de la casa. Estos usos y costumbres, se remontaban a siglos atrás, aunque no estaban impuestos por ninguna ley ni por el Fuero de Navarra.
Para heredar, en primer lugar tenía que haber bienes que dejar en herencia, y no siempre ocurría así. Si nos remontamos al pasado, nuestra zona no era precisamente una de las de economía más boyante, y esto desde la antigüedad. Ya los romanos que en esto eran unos linces, pasaron por la zona y dieron nombre a muchos lugares (es frecuente en los topónimos encontrar una mezcla de euskera y latín), pero apenas se quedaron aquí. Preferían las tierras productoras de cereal (de hecho las ciudades y villas de campo proliferaron en la zona media y sur de Navarra). Les interesó la zona por su situación estratégica, pues comunicaba el rico valle del Ebro y la zona media, con la vertiente atlántica.
Construyeron vías de comunicación (como la calzada de Belate), que comunicaban Pamplona con el mar, donde en el siglo primero de nuestra era habían fundado la ciudad portuaria de Oiasso (actual Irún). Desde aquí y otros puertos del Cantábrico y de Gascuña, exportaban alimentos, pescado salado para alimentar a las legiones que tenían instaladas en Inglaterray países del mar del Norte, que a través del Rhin comunicaban con Germania, es decir con los límites septentrionales del Imperio romano. Pero del paso de los romanos se sacó algo positivo, porque los lugareños dieron nombre al principal río de la zona, el Bidasoa, que literalmente significa “camino hacia el Oiasso”.
Y es que este río, nacido en las alturas del Baztán (Erratzu) adopta la denominación del valle, y cambia de nombresegún algunos autores en Reparazea (Oieregi), aunque los expertos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico dicen que lo hace en el lugar de la desembocadura de sus principales afluentes, los ríos Ezkurra y Ezpelurra, en Santesteban. De hecho el principal puente de esta villa situado sobre este río, se llama puente Baztán, que está a unos metros del vertido de aguas del Galbaraialde, que une las dos corrientes mencionadas. Pues bien, el río Bidasoa era navegable salvo en tiempo de estiaje, desde Santesteban a Irún-Fuenterrabía, y de esto hay datos escritos desde el s. XIV, en el que los reyes de Navarra aliados entonces de Inglaterra, necesitaron llevar tropas y provisiones a Normandía.
El comercio se incrementó a partir del s. XVI, con barcazas que llevaban todo tipo de mercancías derivadas de la explotación del ganado y de los bosques, y traían lo necesario (especialmente aceite de ballena para la iluminación, pescado salado, cereales, etc.).Todavía a fines del s. XIX y comienzos del XX, se transportaron por el río los troncos de árboles que desde el señorío de Bertiz llegaron a la desembocadura del Bidasoa y desde allí a San Sebastián, para hincarlos como pilotes (a la manera romana), en la marisma que posteriormente se convertiría en el barrio de Amara de la capital donostiarra. En tiempo de estiaje cuando las aguas estaban bajas, se utilizaban los caminos de tierra paralelos al río, para sacar desde la Real fábrica de municiones de Eugi hacia la costa, las balas de cañón y demás munición necesaria para la artillería que defendía las ciudades de la América española, del ataque de piratas ingleses y holandeses. Para facilitar el paso se construyó el magnífico puente de Sunbilla.
Claro que hay que echar a volar la imaginación, para visualizar lo que debió ser la actividad en el río, que disminuyó mucho tras la construcción de diversas presas y canales para las centrales hidroeléctricas que trajeron electricidad a la zona en el s. XX. A cambio, la electricidad cambió la vida de la gente de forma extraordinaria, pues acabó con la imposición de la naturaleza, que hacía que no se pudiera vivir ni trabajar sino bajo la luz del sol. De aquí el famoso dicho de trabajar “de sol a sol”. Muchos pueblos electrificaron sus molinos harineros, que no solo seguían moliendo el cereal, sinoque además permitieron iluminar sus calles con bombillas eléctricas.
Esto hizo por la desaparición de mitos, como la brujería, mucho más que las campañas que la Inquisición. Si es que alguna vez hubo verdaderamente brujos, pues en su mayor parte eran curanderos/as que conocían las propiedades sanadoras de las plantas. Y porque revestían sus intervenciones de ritos y ceremonias no acordes con las oficialmente correctas de la Iglesia católica, provocaban la inquina de las autoridades y de sus vecinos. Más hacía en su perjuicio el temor al mal de ojo, que no era otra cosa sino la necesidad de buscar el chivo expiatorio al que echar la culpa de las desgracias que sucedían (eso que llamamos mala racha), y la envidia que también jugaba su papel, porque siempre ha sido venenosa hasta el punto de que en el lenguaje de la tierra se la denomina “pozoia o ponzoña”, que no es otra cosa sino veneno.
Y si alguien se pregunta por sus vuelos en los akelarres, no diré que no fueran sino los efectos de setas alucinógenas que tomaban de vez en cuando, tal vez para liberarse de algún dolor que padecieran. Apenas sabemos nada sobre las plantas utilizadas en el pasado para mitigar el dolor, que son conocidas por el ser humano desde la prehistoria. Todavía a día de hoy, no se ha encontrado nada mejor que los opiáceos procedentes de la adormidera (entre ellos la morfina) para mitigar el dolor agudo. A falta de esta planta, había otros sucedáneos que no voy a mencionar, pero que se encuentran en los museos arqueológicos, antropológicos o etnológicos para quien quiera saberlo.
O sea que luz y taquígrafos. Por fin la gente se podía verse las caras incluso de noche, en la que suele decirse que “todos los gatos son pardos”. Los bandidos, malandrines y gentes de mal vivir estaban expuestos a la luz, como ahora lo estamos al flash de los Smart-phones.Los efectos disuasorios de la luz se reconocen incluso en los tiempos actuales, en que cuando hay problemas de inseguridad, lo primero que se pide es la mejora de la iluminación del entorno urbano.
Pero volvamos a las herencias. Navarra gozó de un amplio periodo de tranquilidad desde 1524 a 1792, es decir 2 siglos y casi 3/4 largos. Nuestra zona estaba bien comunicada con Pamplona y los puertos de mar. Y no sufría los peligros de la costa (ataques de escuadras corsarias inglesas y holandesas en el Cantábrico-Atlántico, piratas turcos y berberiscos en el Mediterráneo). Tiempos de paz en los que la gente pudo vivir con sosiego. Llegaron los beneficios de la colonización americana, no tanto en forma de oro y plata, como de productos alimenticios que quitaron el hambre de la Europa más deprimida (patata, maíz, alubias, calabazas, pimiento, tomate). Está estudiado que la expansión del cultivo del maíz en el norte de España, en el s. XVII, originó un crecimiento importante de la población, porque había más harina con la que alimentarse.
¡Quién no se acuerda del cultivo asociado del maíz y las alubias en nuestros pueblos y caseríos¡¡. Lo que facilitó el almacenaje de maíz, permitiendo la cría de ganado de cerda y de corral en las casas,tanto del entorno urbano como rural. La alimentación de subsistencia estaba asegurada pues además del trigo, también se comía harina de maíz en forma de talo. El monte comenzó a poblarse, pues las antiguas bordas de ganado comenzaron a transformarse en caseríos a partir del s. XVII. Se incrementó el trabajo en las ferrerías de montaña, que fueron agrupando casas para vivienda de los ferrones. Barrios enteros se fueron configurando en zonas alejadas de los núcleos urbanos. No siempre fue fácil, porque los montes tenían propietarios, unas veces eran comunales (de los pueblos y valles), otras mixtos (concesiones del rey para facilitar el asentamiento de la población), y otras particulares (de los jauntxos de la zona, que también los había).
Quedamos pues en que los tiempos de paz y el trabajo de los hombres incrementaron las haciendas, y por tanto había algo que heredar. El por qué se elegía como heredero a uno de los hijos (se prefería al varón si lo hubiere porque la fortaleza física era necesaria para los duros trabajos del campo), se remonta a fines del s. XV, cuando se fue difundiendo la institución del mayorazgo (heredero el mayor de los hijos varones), primero entre el sector social más elevado (la pequeña nobleza militar de los escuderos, y los hidalgos), y después por mimetismo y por afán de prestigio, entre quienes tenían algún patrimonio inmobiliario. Porque esa es otra, desde el Neolítico en que cambió el modo de vida trashumante por el sedentario, siempre hubo quien acumuló riqueza y poder, constituyendo la élite de la sociedad. Y a lo largo de los siglos la máxima aspiración de los seres humanos fue, y sigue siendo, la de formar parte de la élite social.
Historiadores, expertos en Derecho, Etnólogos, etc. han escrito mucho sobre la peculiaridad navarra, que incidía en la preponderancia de la casa sobre el individuo. Y para la permanencia de la casa, había que regular la vida de sus propietarios. El primer paso era consolidar la secuencia familiar, organizando la boda del heredero o heredera, estableciendo el correspondiente contrato matrimonial ante notario. Por descontado que las bodas eran concertadas por los padres de los contrayentes, y siempre entre familias del mismo rango. Los novios no se veían hasta poco antes de la boda, y poco podían objetar sobre la elección del futuro cónyuge. En tiempos más recientes y en otras zonas de Navarra, al menos se tenía el detalle de que se vieran antes de casarse y cruzaran las primeras palabras, acudiendo a una cita “a vistas”, en el café Iruña de Pamplona, mientras los padres observaban desde cerca para ver si habían acertado en la elección.
Los contratos matrimoniales son una mina de información. Porque se aprecia la convivencia de los padres/suegros con el nuevo matrimonio, “compartiendo techo, mesa y conversación”, separando en los casos más puntillosos los haberes de viejos y jóvenes que tenían que labrarse su porvenir económico, creando su propio rebaño, ya que la ganadería era el principal recurso para obtener dinero. Y el matrimonio ¿era para siempre, ”hasta que la muerte nos separe”?. Esto lo regulaba la doctrina de la Iglesia católica sobre todo desde el concilio de Trento (s. XVI), pero en los archivos eclesiásticos encontramos casos de anulaciones matrimoniales por causas muy parecidas a las actuales, siempre entre familias importantes y en el caso de que no hubieran tenido hijos.
Porque esto era lo más importante, la descendencia, que significaba la continuidad de la casa. Y no era fácil, en ocasiones porque no nacían niños, en otras porque morían prematuramente dando al traste con planes y proyectos. Los contratos matrimoniales refieren esta posible contingencia, y en estos casos se intentaba que el patrimonio volviera al punto de partida, con los correspondiente líos y pleitos de por medio. Si moría uno de los cónyuges y los hijos eran pequeños, generalmente el padre volvía a casarse por la dificultad de la crianza de los pequeños, que tradicionalmente ha sido una tarea femenina. Mientras que lamayoría de las viudas apechugaban solas con las dificultades, aunque había de todo, sobre todo en las familias que vivían en los pueblos y tenía una mejor economía, por su dedicación a oficios propios de los gremios, o a las actividades comerciales.
También había bodas entre viudos que seguían toda una estrategia para la transmisión del patrimonio a sus herederos (concertando además el matrimonio entre hijos de ambos cónyuges). Todo este sistema de preponderancia de la casa sobre el individuo, se servía de la estructura familiar para asegurar la atención de los mayores, que no hacían la entrega de la herencia hasta que eran muy ancianos y necesitaban la ayuda de la generación siguiente. La casa y el patrimonio, tan difíciles de conseguir, procuraban mantenerse a toda costa porque eran el sostén y seguridad de la vida de la gente. Porque se nacía y se moría en casa, pero la vida seguía para el difunto ya en plano sobrenatural, con las consiguientes honras funerarias, misas, aniversarios, etc.
La casa tenía su correspondiente extensión en la iglesia, con la “fuesa” (fosa) en la que los domingos, la señora de la casa en la misa mayor, encendía la correspondiente vela o “argizaiola” en conmemoración de los antepasados de la familia. En realidad en esta zona del norte de Navarra apenas se enterraba en el suelo de las iglesias, porque las villas y lugares lucharon con éxito contra la pretensión de los jauntxos, de establecer capillas funerarias, considerando que la iglesia se había levantado con el esfuerzo y los diezmos de la comunidad. Los cementerios estaban pegados a las iglesias, cerrados con tapias que los protegían de la entrada de animales y posibles actos vandálicos. Desde fines del s XVIII pero especialmente en el XIX, su saturación y la implantación de medidas sanitarias por parte de la autoridad superior, hizo que los ayuntamientos levantaran nuevos cementerios en zonas un tanto apartadas del núcleo urbano.
En los lugares reservados a cada casa, sobre todo en las importantes, no solo se enterraba la familia directa, sino los parientes y los criados de confianza que habían fallecido en ella, y los arrendatarios de los caseríos pertenecientes a la casa. No hacía sino seguirse la antigua organización social que remontaba al s. XV, en la que “parientes, deudos y aficionados”, o en palabras actuales, “parientes, gentes ligadas a la familia a la que debían su subsistencia, y partidarios (adiskideak)”, formaban un entramado de alianzas, relaciones de trabajo y dependencia. Esta era la amalgama de solidaridad con que la sociedad se había defendido y protegido durante siglos, en los que no había coberturas sociales ni sistemas de ayuda, salvo las de la beneficencia eclesiástica y municipal, que tenía requisitos y normas específicas a las que no todos los necesitados podían acogerse.
En tiempos actuales, el abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas en muchas casas y caseríos por su escaso rendimiento económico, la falta de trabajo asalariadopor la desaparición o funcionamiento a la baja de fábricas que permitieron la estabilización laboral de la zona entre los años 70-90, ha obligado a la búsqueda de trabajo en las grandes ciudades y su entorno. No hay más que observar el desfile diario de vehículos que desde las 6 de la mañana llevan a muchos vecinos de los pueblos hacia Irún, San Sebastián y Pamplona, para regresar por la tarde, convirtiendo a muchas localidades más que en centros productivos, en lugares dormitorio. Esta movilidad afecta a quienes buscan trabajo por cuenta ajena, pero también a muchos autónomos que se desplazan diariamente para atender a una clientela que vive en las grandes ciudades.
Lo que ha hecho cambiar los usos tradicionales de la propiedad, aumentando la tendencia al reparto al menos de los terrenos de cultivo, entre todos los hijos. La zona de Malerreka (antiguo valle de Santesteban de Lerín) que es la que mejor conozco, se ha llenado de pequeñas casas levantadas sobre los terrenos familiares. Y el panorama que se divisa a vista de automóvil al paso por otros valles, parece semejante. Por otra parte tendemos a ser más individualistas, y a la hora de las responsabilidades familiares en relación con nuestros mayores, buscamos una distribución más equitativa de las tareas de cuidado de los padres ancianosentre hijos e hijas. Y recurrimos a los servicios sociales que las instituciones ofrecen para cubrir necesidades, que no solo afectan a las personas mayores como veremos más adelante. Lo que ha tenido sus consecuencias en la evolución de las actividades de Arkupeak a lo largo de estos años.
Nacimiento y desarrollo de Arkupeak
El entusiasmo de 4 prejubilados y jubilados de Santesteban, que se encontraban frecuentemente en sus paseos diarios por la zona, les llevó a tomar la decisión de hacer algo por las personas de la tercera edad y las personas necesitadas, sin ningún afán de protagonismo ni de lucro, como bien se expone en el nº 1 de la revista Arkupeakque comenzó a publicarse en 1989, tres años después del comienzo de su actividad. Era el mes de junio de 1986, hacía buen tiempo para charlar en el parque de Inzakardi, y se aproximaban las fiestas patronales. Eligieron como presidente a Felipe Gamboa, el más joven de todos, que junto a los restantes del cuarteto (Faustino Manterola, José Aríztegui y Pablo González), comenzaron a pensar en la forma de echar a andar, y sobre todo en la forma de convencer a los mayores sobre las bondades del proyecto.
Hacía falta objetivos y organización, además de dinero para ejecutarlos. Comenzaron a pedir apoyos en el pueblo (Ayuntamiento, entidades bancarias y comercios que hicieron sus donativos), y por primera vez y fuera del programa de fiestas, pero dentro de ellas, organizaron una comida con baile en la Concentración Escolar de Santesteban, con el objetivo de homenajear a las dos personas más ancianas del pueblo, LorentxoOyarzábal (Lusarregui), y Pilar Garro del caserío Etxagorri. Todos estaban invitados (es decir, no se cobraba entrada), pero por aquello de que no se pensara que el festejo era de gorra, se pasó la bolsa entre los 180 asistentes, recaudándose la cantidad de 69.000 pesetas, o sea una media de 383 pts. por comensal.
Con esa cantidad comenzaron a funcionar, se prepararon los Estatutos de la asociación, y se vio la necesidad de tener una sede social, solicitándose al municipioque cediera los bajos del Ayuntamiento viejo, que como sabemos cuenta con un soportal de dos arcos, de donde salió la denominación de la asociación, que pasó a llamarse Arkupeak. No fue posible por el estado de deterioro en que se encontraba, y tampoco tenían muy claro cómo seguir adelante. Pensaron en utilizar refuerzos e incorporaron al equipo al párroco jubilado Francisco Vértiz, que creían les daba un aire de respetabilidad para presentarse a solicitar información en las instituciones entendidas en el tema, que se quedaron atónitas porque era la primera vez que llegaba un grupo que por iniciativa propia (es decir desde abajo y no por imperativo legal), tenía ganas de hacer algo por los mayores y desfavorecidos.
Y como no hay mejor aprendizaje que el que se logra con el ejemplo de otros, visitaron el Hogar de Jubilados San Juan de Burlada, comiendo en el Hogar de jubilados (hoy residencia El Verjel), del INSERSO (Instituto Nacional de Servicios Sociales dependiente de la Seguridad Social), de Pamplona. A comienzos del otoño asistieron a la fiesta de jubilados del País Vasco que se celebró en San Sebastián. El año 1986 les había cundido, pero los siguientes1987-88serían más importantes pues se dio el salto que les permitiópasar del nivel local al comarcal.Sunbilla, y algunas localidades de Cinco Villas, los pueblos de Bertizarana yMalerreka, yOronoz en el valle de Baztán se unieron a Arkupeak, que se vió en la necesidad de cambiar sus Estatutos, pues la pluralidad de sus componentes requería, según la legislación vigente, un mayor nivel de participación en el funcionamiento y toma de decisiones.
En 1989 se incorporaron los restantes pueblos del valle de Baztán, pasando a de nominarse Asociación Provincial de jubilados y pensionistas, viudos y viudas deBaztán, Maldaerreka y Bidasoa.En nombre abreviado Arkupeak, que ya tenía sede en Santesteban, calle Parroquia 5-7, 1º A, y editaba su revista anual con el logo de 3 arcos, uno correspondiente al valle de Baztán, otro a las localidades de Malerreka, y el tercero a las del Bidasoa en su tramo navarro. En tres años se había consolidado la asociación, y seguiría creciendo en los años siguientes, al unirse los pueblos del valle de Leizarán más Lekunberri y Goizueta, y alargarse los del Bidasoa hasta su desembocadura (Irún, Fuenterrabía).
Su organización se estructuró en dos niveles, la Junta directiva (presidente y secretario con sus correspondientes vices, tesorero, y5 vocales por designación presidencial), y un plantel de Delegados de los pueblos que formaban parte de la asociación. La Junta directiva no cambió demasiado en los años siguientes (el presidente Felipe Gamboa lo fue durante 25 años hasta 2011, el tesorero José Oronoz17 años hasta 2012, mientras que en la secretaría hubo más relevos (Faustino Manterola hasta 1995, José Paul hasta 2000, Mª Isabel Micheltorena hasta 2012). Tras un periodo de transición correspondiente al segundo semestre de 2011, a partir de 2012 se elaboraron unos nuevos Estatutos, con un planteamiento más democrático a la hora de acceder a la Junta directiva, además implantar la limitación temporal de mandatos.
El papel de los Delegados,a lo largo de los 33 años de andadura de la asociación, ha sido fundamental, como cadena de transmisión de los proyectos y actividades. Eran la cara visible y cercana en relación con los socios de los pueblos, el mejor medio de propaganda de las bondades de lo que se hacía, el contacto directo para las inscripciones en las distintas actividades, además de ser ayudantes en la logística necesaria para llevarlas a cabo. La duración de la actividad de los Delegados se fue acomodando a su estado de salud, su edad o el fallecimiento de los mismos (relevos que en la revista de la asociación eran anunciados bajo el epígrafe Ley de vida).
Sede social
Arkupeak en sus primeros años tuvo su sede social en la calle Parroquia nº 5-7, 1º A. Tuvo este piso en propiedad desde 1995, con un coste entre adquisición y arreglos de 13´5 millones de pts., que fueron sufragados al 50% entre el Departamento de Bienestar Social y Arkupeak (ver revista Arkupeaknº 5, año 1995). No se entiende muy bien con qué objetivos, puesto que ya tenía una sede administrativa oficial desde 2 años antes. Solo encontramos alguna explicación en los saludas presidenciales, de que era un piso “para emergencias”, tal vez para acomodo de algún socio con dificultades de vivienda. Se vendió años después para sufragar los primeros gastos del proyecto de residencia de mayores.
La sede oficial de Arkupeakdesde 1993 está situada en la segunda planta del edificio del Ayuntamiento viejo, en la calle Santa Lucía, nº 5, 2º, que las autoridades municipales de Santesteban cedieron, en un plan ambicioso que se completaba con la cesión de la primera planta para las oficinas de la Seguridad Social, y la planta baja para el Club de jubilados de la localidad. No puede decirse que la tercera edad no fuera bien tratada, pues se le facilitaba en un mismo edificio lo necesario para realizar el papeleo de jubilaciones y demás prestaciones y servicios dependientes de la autoridad estatal, más los de la iniciativa de los mayores, más volcada en facilitar lugares de encuentro y solar para los jubilados
El coste de la actual sede en la calle Santa Lucía (obras y mobiliario), ascendió a cerca de 23 millones de pesetas, que fueron sufragados al 50% entre el Gobierno de Navarra y la Asociación Arkupeak, que cambió su logo pasando a estar cobijadas su siglas bajo 2 arcos, en clara alusión a la fachada de la sede (véase la revista Arkupeaknº 6 de 1993, y nº 7 de 1994). La distribución del local se repartió entre un hall de entrada que da acceso por una parte a la zona de oficinas, despacho del presidente y archivo, y por otra a la zona de reuniones de la Junta directiva y Delegados. Con los servicios de baños, etc. que corresponden a todo espacio público. Hay un doble acceso, con escaleras y con ascensor. Da la sensación de que la asociación no quedó del todo conforme con los resultados, pues siempre anheló la total propiedad de la sede, cosa que consiguió unos años más tarde.
Relaciones externas
Es un capítulo importante, pues de él dependió, entre otras cosas, la financiación de las actividades de la asociación. Desde comienzos de los años 90, las relaciones con el Gobierno de Navarra y su Departamento de Bienestar Social fueron excelentes. Lo mismo con las entidades financieras, especialmente con la Caja de Ahorros de Navarra y su Obra Social. Es habitual desde 1991 que la revista anual de Arkupeak tenga en sus primeras páginas varios saludos. Del presidente de la Asociación que aprovecha para dar cuenta de las principales actividades realizadas en el año, así como de los futuros proyectos.
Del presidente del Gobierno de Navarra que elogia del dinamismo de la Asociación y anuncia los planes relacionadas con la tercera edad, especialmente los referentes el Plan gerontológico y sus derivaciones.La participación económica del Gobierno de Navarra a través del Departamento de Bienestar Social (después Instituto Navarro de Bienestar Social, Agencia Navarra para la Dependencia), en las actividades de Arkupeak ha sido constante y creciente, pasándose de los 6-7 millones de pts. a mediados de los años 90 del pasado siglo, a los 60.000 euros ya en los años 2000 y siguientes.
Por último, el saludo del presidente de la Obra Social de Caja Navarra, en el que se hace referencia al apoyo de la institución al sector de jubiladosClub Edad de oro, a través del convenio suscrito con Arkupeak,y se anuncian los cambios en el procedimiento de petición y obtención de recursos económicos, que tendrá sus consecuencias en el futuro de la asociación.Sobre todo a partir del 2005en que la Obra Social es gestionada por la Fundación Caja Navarra Banca Cívica, con el programa Tú decides tú eliges, en el que el futuro de las peticiones de Arkupeak dependerá del apoyo de sus socios, y de la concurrencia o competencia con otras asociaciones solicitantes.
De los años de abundancia en los que la cuota de participación de la CAN pasó de los 2,5 millones de pts., en 1995, a los entre 8-9 millones entre 1998-2000, los casi 13 millones de 2001 (incluyendo los gastos extraordinarios de 3,5 millones para el proyecto de construcción de una residencia de mayores), los 50-55.000 euros en los años 2002-2003, 61.000 euros en 2004, se pasó a los 24.000 euros de 2005, volviendo a los 60.000 euros en 2007, para bajar a 38.000 en 2008, casi 35.000 euros en 2009, 28.000 euros en 2010.
De ello se deduce que la situación económica de la asociación antes de la crisis económica fue boyante, no tanto por las cuotas de los socios que no llegaban a cubrir ni un tercio de los gastos, sino por la generosidad del Gobierno de Navarra y de la CAN, o en otras palabras por la de los contribuyentes y ahorradores navarros, que son quienes verdaderamente llenaban la caja con sus impuestos, o dejaban su dinero a la gestión de la entidad bancaria. De lo que todos nos congratulamos, tranquilizando nuestras conciencias por aquello de que en realidad hemos sido los verdaderos benefactores de los beneficios sociales de los que han disfrutado nuestros mayores.
Las autoridades del Gobierno Foral y los directivos de la CAN parece que siempre tuvieron una especial predilección por Arkupeak. Su presidente Felipe Gamboa recibió numerosas distinciones. En 1990 la insignia de oro del Club de Oro de la CAN (nº 3 de la revista Arkupeak, año 1991). También fue miembro del Consejo navarro de personas mayores en 1998, como presidente de una de las asociaciones de jubilados más importantes de Navarra (ver revista Arkupeak nº 11, año 1998), y tuvo el honor de intervenir en la sesión plenaria del Parlamento de Navarra del 1 de Octubre de 1998, con ocasión de la conmemoración del Día internacional de las Personas mayores (revistaArkupeak nº 12, año 1999). Por último y en vísperas de las bodas de plata de la asociación, recogió el 29 de Junio de 2010 en el Salón del trono del Palacio de Navarra, la Cruz de Carlos IIIconcedida a Arkupeakpor el Gobierno de Navarra.
Objetivos y actividades de la asociación
El éxito de Arkupeak se debió en parte, al desarrollo de una serie de actividades que pretendían dar nuevas perspectivas a las personas de la tercera edad. Desde el primer momento se prepararon una serie de actos de carácter conmemorativo (personas centenarias, personas que habían destacado en el mundo deportivo y habían puesto en el mapa el nombre de sus localidades de origen). Sunbilla, que para eso era el pueblo natal del presidente de la asociación, se volcó en homenajear a su entonces habitante más longevo, y a su héroe local, el aizkolariLatasa. Y poco después se extendió la conmemoración a todos los asociados mayores de 90 años, y posteriormente a los mayores de 85 años.
Resulta llamativo, -o por lo menos a mí me ha llamado la atención-, la cantidad de personas que llegaron a esa edad y la superaron, y el número no desdeñable de asociados que llegaron a celebrar sus bodas de oro, e incluso de platino y excepcionalmente de diamante. La salud de los mayores, incluso antes de la difusión desde las instituciones sanitarias de los programas de vida saludable, era estupenda, aunque probablemente con sus achaques. O sea que la vida al modo tradicional, como desde la antigüedad lo indicaba el griego Hesiodo en su obra Los trabajos y los días, tenía sus ventajas. El trabajo diario al ritmo que el cuerpo lo pudiera soportar, sin prisas y por tanto sin estrés, siguiendo el principio de cada día tenía su afán, o como se dice ahora “sobre la marcha”, era más que saludable.
No era necesario hacer gimnasia ni ningún otro tipo de deporte, y llegada la noche se dormía a pierna suelta. Porque a esos años, la responsabilidad de la crianza de los hijos había terminado, se habían independizado laboral y familiarmente, y a los abuelos les quedaba la satisfacción de poder mimar o malcriar a sus nietos. Una de las recomendaciones de Arkupeak era la de vivir con ilusión, sin lamentarse por las pérdidas que ocasionaba el paso del tiempo, sin dejarse llevar por la añoranza. Porque como los expertos en Gerontología manifiestan (ver en el Diario de Navarra del 4 de agosto de 2019, la entrevista al doctor Nicolás Martínez, jefe de Geriatría del Complejo hospitalario de Navarra), “envejece el que pierde la curiosidad, la ilusión y las ganas de vivir”.
El día de la fiesta de los mayores a la que generalmente acudían las máximas autoridades del Gobierno Foral, se institucionalizó en Arkupeak, celebrándose muchos años en Santesteban, o en Elizondo en torno a sus fiestas patronales, y tras la desaparición del Bordatxo en el señorío de Gorraiz. Comenzaba con la celebración de una misa en la que las iglesias de estas localidades se llenaban hasta la bandera, para continuar con una comida en la que se repartían obsequios a los homenajeados, y terminaba con baile que durante muchos años dejó pulido y brillante el suelo de la sala de fiestas Bordatxo de Santesteban, dado el entusiasmo conel que se empleaban los asistentes. Esto lo cuentan en la revista Arkupeak, que además ofrecía una amplia sección con la fotografía (desde 2007 en color) y la biografía de los homenajeados.
Y esto me parece uno de los logros mayores de la asociación. Porque desde el Renacimiento, allá a finales del s. XV y el XVI, la corriente cultural humanista tuvo especial interés por valorar la vida del ser humano en contraste con la muerte que es el final de su trayectoria vital. Si las creencias cristianas, basadas en la Resurrección de Cristo, mantienen la esperanza de que la vida no se acaba sino que volverá de forma plena con la unión de cuerpo y alma el día del Juicio Final, el Humanismo, más pegado a las evidencias a corto plazo, expresabaque nadie moría si se mantenía su recuerdo. El paso de los seres humanos por la vida terrenal debía dejar un rastro, y en palabras que remontan a esos siglos, la vida merecería la pena si “se había tenido un hijo, plantado un árbol, o escrito un libro”.
Sabias palabras, porque implicaban la continuidad del género humano, el mantenimiento del planeta en el que vivimos, y la transmisión del conocimiento, la cultura y las ideas. Los socios más viejos de Arkupeak han cumplido con creces estos objetivos, pues han vivido en el más amplio sentido de la palabra, y nos han dejado una pequeña historia de vida, que quedará como recuerdo para la posteridad en la revista de la Asociación. También nos han dejado relatos en los que nos transmiten las hazañas, hechos y sucedidos protagonizados por los “célebres” de la zona. Magnificados por la exageración aliñada con una nota de humor, se han convertido en clásicos que se cocinaron en las tabernas y en las posadas de los pueblos, y dieron fama imperecedera a sus actores.
Legendarias hazañas deportivas (aizkolaris, harri-jasotzailes, pelotaris), elocuencia brillante de los bertsolaris que ponían en solfa la vida cotidiana, biografías de gentes que triunfaron fuera, tanto en el sector eclesiástico como laico. Estamos hablando de la Fama, uno de los ingredientes que desde los tiempos de Petrarca -que escribió en el pre-renacimiento sobre los Triunfos de la vida humana-, hasta la actualidad, es una cualidad añadida a quienes han destacado sobre los demás. Y que responde a dos preguntas. ¿Quién soy yo? y ¿Qué piensan los demás de mí?. Nada que ver con la fama artificial de estos tiempos en los que hay quienes que buscan deliberadamente ser famosos (previo correspondiente beneficio económico), y no son sino ejemplo de mal gusto, de engaño por no decir de estafa en algunos casos, y de precariedad porque duran poco tiempo. Contra ellos nos advierten las autoridades policiales y judiciales cuando se pasan de la raya.
Y trasladando la Fama a la colectividad, ¿Ha destacado mi pueblo por tener alguna celebridad?. Sin duda, todas las localidades que forman parte de Arkupeak han tenido vecinos célebres (ya hemos mencionado los del mundo deportivo y artístico que son los más conocidos). Aunque a los que más valoro personalmente, es aquellos que han hecho algo por la comunidad, los llamados benefactores (los que hicieron fortuna en América y en los s. XIX-XX sufragaron la traída del agua corriente, la electricidad, construyeron escuelas y colegios para la educación de sus paisanos, crearon establecimientos asistenciales para los desfavorecidos por la fortuna). Y de estos se sabe poco, porque no han interesado tanto a los medios de comunicación, y hay que rebuscar su traza en los archivos, cosa que implica mucho trabajo.
Otra de las actividades que desde los primeros tiempos tuvo mucho éxito fueron los viajes. Se comenzó con el realizado a Brasil y Argentina, país este último donde muchos asociados tenían familiares que tras la última guerra civil que terminó en 1939, se vieron forzados a emigrar por razones políticas o económicas. Este viaje fue con vuelta, pues se ayudó a que muchos de estos “argentinos” con pocos medios, visitaran su tierra natal, siendo recibidos en el Gobierno de Navarra. Estos primeros viajes con vocación de enlace con los familiares que vivían en América, continuó con los realizados a USA (California) y México. En años sucesivos el abanico se extendió a objetivos más turísticos (Caribe Colombiano y Venezolano, Cuba), y países europeos (Francia, Países Bajos, Italia, Portugal), e incluso Egipto.
A nivel nacional se programaron otra serie de viajes culturales (Galicia, Bilbao, Andalucía, Castilla-la Mancha, Madrid y alrededores, monasterio de Piedra), vacacionales a Benidorm con el Inserso (posteriormente Imserso), aunque dadas las dificultades de encontrar hueco como asociación, se cambió por Salou-Tarragona ola localidad de Estartit en la Costa Brava. Viajes más saludables fueron los del balneario de Puente Viesgo en Cantabria, que se repitió varios años hasta la puesta en marcha del Balneario de Elgorriaga. Y desde luego los viajes de un día que fueron los que tuvieron mejor acogida, dirigidos a santuarios como Lezo, Arantzazu, Loiola, Javier, San Miguel de Aralar. Además de los desplazamientos locales para otro tipo de celebraciones del calendario de la asociación.
Con razón repetía su presidente, en cuanto tenía ocasión, que el primer objetivo que se habían propuesto era el de “sacar a la gente de sus casas”, y que se había cumplido con creces. Hay que imaginarse lo que significaron estos viajes para los asociados de los años noventa, muchos de los cuales no habían salido de sus pueblos más que para hacer el servicio militar en el caso de los varones, o para trabajar en el monte (Irati, Alpes franceses). Qué decir de las mujeres, que no se habían desplazado de sus pueblos natales en muchos casos, más que para casarse generalmente dentro de la zona, y que muchas veces ni tan siquierahabían tenido la ocasión de hacer el viaje de novios. Por primera vez en su vida viajaban para disfrutar del viaje.
Otros objetivos como la construcción de residencias para válidos e inválidos han tenido peor fortuna, a pesar de haberse intentado con empeño. Desde los primeros momentos, la respuesta del Gobierno de Navarra, a través de su Departamento de Bienestar, fue desalentadora, pues había en la zona 3 residencias, en Bera, Lesaka y Elizondo. Lo que no quiere decir que se desentendieran de la atención a los mayores, que se llevaron a cabo a través del Plan Gerontológico de Navarra, que no es sino el traslado de lo que se estaba haciendo a nivel nacional (implantado en 1993), que a su vez no hacía sino seguir directrices de la Unión Europea.
El Plan gerontológico de Navarra, que comenzó a funcionar en 1997, implicaba la participación de varias instituciones, unas de rango estatal y otras foral. Está dividido en 5 áreas. La primera referente a las pensiones (que como sabemos depende de la Seguridad Social y es de rango nacional). La segunda referente a Salud y Asistencia sanitaria (tanto el Insalud transferido a la Comunidad Foral, como los recursos propios de Navarra, hoy reunidos en el Servicio Navarro de Salud). La tercera relacionada con los Servicios Sociales (uniendo los transferidos por el Estado y los propios de Navarra). La cuarta referida a Ocio y Cultura (entrando aquí actividades saludables y recreativas, más todo tipo de cursos formativos, desde los de la universidad de mayores, a los de tipo más divulgativo). La quinta referida a la participación ciudadana (incluyendo lo relativo al voluntariado social).
Interesa detenerse en el área 3 relacionada con los Servicios Sociales, que no solo afectan a las personas mayores, sino a otros colectivos con necesidades y dependencias (según se recoge en la Ley Foral de Servicios Sociales, propuesta por el Dpto. de Bienestar Social, Deporte y Juventud, y cuya Carta de Servicios sociales comienza a funcionar a partir de 2008). Es necesario tenerlo en cuenta porque esto explica algunos cambios en la gestión de determinados centros, que nacieron con una orientación preferente hacia los mayores, y hoy comparten atención con otros sectores de la población. Desglosando la escaleta de atención gradual a los mayores, observamos que se prima, en cuanto al alojamiento:
- La permanencia en el domicilio, pues la mayoría de los mayores quieren quedarse en su casa. Para lo que es necesario que la vivienda sea accesible (portal, ascensor), la atención es domiciliaria (con personal ajeno a la familia, que ayuda en el aseo, alimentación, cuidado de su medicación, etc.), o con apoyo a la familia cuidadora. La mayor parte de esta ayuda es de gestión (búsqueda de cuidadores), porque en lo que se refiere a la parte económica, son los recursos del necesitado o de su familia los que intervienen en el asunto.
- Servicios institucionales diurnos, como Centros de día, Clubs de jubilados, Comedores sociales. En el primero y tercero de los casos, tiene que haber una previa evaluación de los Servicios Sociales, del grado de necesidad del solicitante.
- Alternativa a la propia vivienda, en alojamientos intermedios como los Apartamentos tutelados, o las Residencias socio-sanitarias (las que Arkupeak denomina Residencias de válidos e inválidos).
- En cuanto a la salud, es Osasunbidea quien se ocupa de esta parcela tan importante en nuestra vida, y más a partir de cierta edad. Desde la atención primaria en los Centros de Salud, las consultas externas de las distintas especialidades médicas en el centro Príncipe de Viana, o la hospitalización cuando es necesario en los distintos centros del Sistema Hospitalario de Navarra, que imparte tratamientos de día y otros que implican el internamiento de los enfermos. Todo un sistema concatenado, que incluye desde el procedimiento normal, al de urgencia, más los cuidados paliativos cuando el enfermo y su familia lo demandan.
- Por último la protección jurídica de las personas mayores, importante en todos los casos, pero sobre todo en aquellos en los que su estado mental les lleva a la incapacitación, y no tiene familia que se ocupe de ellos.
Vamos a hacer el seguimiento de las actuaciones referentes a alojamientos sociales en el entorno de Arkupeak. Además de las residencias de Elizondo, Bera y Lesaka, Santesteban cuenta con un edificio de apartamentos tutelados que comenzó a construirse en 1995 y se inauguró en 1996 (coste 115 millones de pts., incluyendo el puente peatonal que enlaza el barrio de Elizagibela con el centro urbano + 16 millones en mobiliario, en total el equivalente a786.000 euros). Sobre el solar que aportó el ayuntamiento de Santesteban, se construyeron planta baja y tres alturas, y en ellos 21 apartamentos con cocina, habitación, salón, baño, con una superficie total de alrededor de 40 m/2. Los servicios comunitarios (cocina y lavandería) estaban planificados en la planta baja, aunque solo llegó a instalarse la lavandería. El coste de la edificación se sufragó al 50% entre el Departamento de Bienestar Social del Gobierno de Navarra, y la Mancomunidad de pueblos deMalerreka.
En 1998 el Departamento de Bienestar Social hizo una propuesta de cambio de uso del edificio, reservando una planta para apartamentos, proponiendo otra para instalar un Centro de día para 15 personas más un comedor social, y la tercera planta para necesidades de Arkupeak. Proponía incluso un acuerdo con el ayuntamiento de Santesteban al que quería ceder los locales de la casa Solarenea (ver revista Arkupeaknº 11, 1998, p. 61). La propuesta no prosperó por la oposición de la Mancomunidad de Malerreka, pues había mucha demanda de ocupación de los apartamentos por personas mayores cuyos domicilios no reunían las condiciones de accesibilidad y habitabilidad necesarias.
Y así lo hemos visto en los años siguientes, en los que hemos conocido a doneztebarras y vecinos de otras localidades de la zona que han vivido en ellos hasta su paso a mejor vida. En la actualidad sin embargo, por la confluencia de intereses de otros sectores de la población con necesidades de asistencia social, parte de estos apartamentos están ocupados por personas que no pertenecen a la tercera edad. La atención de las solicitudes y la gestión incluso económica, corresponde a la Comunidad de pueblos de Malerreka (que tiene sus oficinas en Santesteban en el barrio deZazpigurutze 2, bajo).Arkupeak siguió demandando un Centro de día, y una residencia para personas mayores válidas e inválidas.
Su presidente en su intervención en el Parlamento de Navarra el 1 de Octubre de 1999, con ocasión del Día internacional de las personas mayores, se quejaba de las deficiencias de los servicios asistenciales a domicilio, del plan de voluntariado, de las dificultades de atención en una zona con numerosa población que vivía en caseríos alejados de los núcleos urbanos. Dos años más tarde Arkupeak se lanzó a un ambicioso plan de construcción de una residencia de mayores en Santesteban con 50 habitaciones y servicios correspondientes, y entró en negociaciones con los propietarios de la finca Pantxoenea para la adquisición de la misma. Para ello vendió el piso que tenía en la calle Parroquia.
El Gobierno de Navarra parecía apoyar el proyecto, y se comprometía a pagar el 50% de los gastos del papeleo de la compraventa y del proyecto arquitectónico, pero exigía un plan de viabilidad, que implicaba un estudio del nº de interesados en ocuparla, gestión económica, gestión asistencial, etc. Se realiza una encuesta entre los asociados de Arkupeak (revista Arkupeaknº 15, de 2002). Los resultados no debieron ser satisfactorios, porque el Gobierno de Navarra lanzó la advertenciade que el apoyo inicial al proyecto no presuponía el apoyo a su ejecución (en otras palabras que no iba a pagar la construcción del edificio), y que en todo caso debían seguirse las pautas del Dpto. de Bienestar Social. El ayuntamiento de Santesteban por el contrario, hizo todo lo que estaba en su mano para facilitar las cosas, y permitió levantar un segundo piso modificando solo para este caso, el Plan de Ordenación Urbana, unidad U07 (revista Arkupeaknº 16, 2003).
El proyecto arquitectónico se realizó, y sus gastos junto con los del papeleo de la adquisición de la finca Pantxoenea, derribo por declaración de ruina de la casa que en ella había, preparación de los terrenos, etc., que ascendieron a la cantidad de 81.569 euros, fueron sufragados finalmente por Caja Navarra, como ayuda extraordinaria a la subvención que recibe Arkupeak anualmente (hay que suponer que el papel del director de la sucursal de Santesteban, en la resolución del embrollo, fue fundamental). El coste de la residencia que según el proyecto arquitectónico ascendería a 2.663.922 euros no pudo asumirse, y el proyecto quedó en suspenso (revista Arkupeak nº 17, 2004). Pasados unos años, poco antes de la renovación de la Junta directiva, se llegó a un acuerdo consistente en la cesión del terreno al Ayuntamiento de Santesteban con el compromiso de levantar en él un Centro de Día, y Arkupeakpor su parte consiguió la propiedad de su sede en la calle Santa Lucía.
Renovación y continuidad
A mediados de 2012 se produjo la renovación de la Junta Directiva de Arkupeak, que tenía ante sí la importante tarea de poner al día los medios de gestión y de comunicación con sus socios, y la renovación de los Estatutos. Fue el año en que explotó la crisis económica para disgusto del presidente Pedro Bañares, que se vio en la obligación de informar sobre la llegada de tiempos de vacas flacas en lo que a subvenciones se refería. Pero la Junta Directiva hizo como suele decirse, “de la necesidad, virtud”, y fue capaz de capear la borrasca optimizando los recursos disponibles.
Algo ayudaron las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, pasando a informatizarse la gestión y las relaciones con los socios. Muchos de ellos se habían reconvertido y conocían el manejo de los ordenadores, las redes de fibra óptica comenzaban a extenderse por la zona, siendo posible el acceso a Internet. Una de las novedades importantes fue la elaboración de una página web que daba todo lujo de detalles sobre Arkupeak, y cualquiera podía acceder a ella, incluso sin necesidad de ser socio ni tener ordenador, simplemente a través de los teléfonos inteligentes (los Smartphones). Además del correo electrónico (e.mail), llegaron los Whatsapp.
Podríamos emular a los viejos que se reunían en la botica de don Hilarión, en la zarzuela la Verbena de la Paloma y cantabanaquello de que “hoy los tiempos adelantan, que es una barbaridaaad”. Y desde luego había que adecuarse a los tiempos, dando más nivel participativo a los socios de Arkupeak. Tras un periodo de recepción de sugerencias de los socios, y el asesoramiento legal adecuado para cumplir con lo establecido por la Ley de Asociaciones 191/1964 de 24 de Diciembre, se renovaron los Estatutos de la asociación.
Además de los objetivos que se perseguían desde sus comienzos (la promoción social de todos los jubilados etc. acogidos al Régimen general y Régimen especial de la Seguridad Social, colaborando para ello con las autoridades administrativas y laborales y demás organismos competentes para mejorar las condiciones de vida de los asociados, prestando a los mismos el asesoramiento necesario sobre pensiones de jubilación, vacaciones, residencias geriátricas, etc.), se promovieron nuevas actividades. Especialmente ligadas a la difusión cultural y recreativa, y el fomento de la vida saludable.
Se regularon los derechos de los asociados, con especial incidencia en lo referente a la participación (elecciones de Delegados de los pueblos, posibilidad de asistir con voz a la Convocatoria General de socios), y colaboración (presentación de propuestas y sugerencias). También de los deberes (compartir los objetivos de la asociación, pagar la cuota anual, acatar los acuerdos válidamente adoptados por los órganos de gobierno y representación). El organigrama de Arkupeak desde la reforma de los Estatutos realizada en 2012 (ver artículos 12 y 13), se diseña de abajo-arriba.
Todos los socios incluidos en el censo electoral de cada pueblo, son electores y elegibles comoDelegados de sus pueblos, realizándose la votación con voto secreto y mediante papeleta, en la fecha y lugar señalados y previamente anunciados. Su mandado es de 8 años. Cada pueblo tiene un Delegado, salvo los de mayor número de habitantes como Bera, Doneztebe/Santesteban, Elizondo y Leitza que tienen dos. Constituída la Asamblea de Delegados, eligen al Presidente y resto de la Junta Directiva (vicepresidente, secretario y tesorero), teniendo el Presidente facultad para designar 5 vocales. El mandado de la Junta Directiva es de 4 años, pudiendo renovarse por otros 4.
Hacia fin de año se hace la Convocatoria General de socios, en la que el Presidente hace el resumen del año incluido el estado de cuentas, responde a las preguntas de los socios y toma nota de sus sugerencias. Esta comunicación se hace de forma más directa y participativa que en los tiempos anteriores, en los que se daba información en la revista de la asociación. Porque la revista por su elevado coste, dejará de editarse en el lujoso formato anterior, pasando a emitirse 2 boletines semestrales por año (que también se pueden consultar desde la página web), más sencillos pero no por ello menos importantes, ya que además del saludo presidencial, se hace un resumen de las actividades realizadas.
Aunque teóricamente en la cabecera de los Boletines figura el patrocinio del Gobierno de Navarra y la Fundación Caja Navarra/Obras social “la Caixa”, desaparecen los saludos del Presidente del Gobierno de Navarra y de la CAN, que declinan la invitación para asistir a la fiesta de los mayores de 85 años. Probablemente porque no estaba el horno para bollos, y ya se sabe que a los políticos de alto standing y demás gentes de autoridad no les gusta que les calienten la oreja con recriminaciones, que sin duda se iban a producir por el recorte drástico de las subvenciones.Algo de esto se trasluce en algún saludo presidencial, que se toma con filosofía la descortesía diciendo “estaremos nosotros solitos”, que en lenguaje castellano equivale adecir “cuantos menos mejor”.
En estos últimos años, la fiesta de los mayores convertida en día del socio, se celebraen el otoño en Santesteban, siguiendo el programa habitual (misa en la iglesia parroquial, comida y baile en el Frontón de la Concentración escolar). Por lo demás, las nuevas Juntas directivas (tanto la presidida por Pedro Bañares, como la actual presidida por José Luis Legarra), han mantenido muchas de las actividades de los primeros años (campeonatos de mus en el invierno), actividades saludables como la gimnasia, cuyos adeptos van disminuyendo prefiriendo otro tipo de ejercicio como el baile, estiramientos, natación, gimnasia en el agua (en los pueblos que tienen piscina cubierta y climatizada).
Pero sobre todo han promocionado las actividades de tipo formativo y las creativas. Entre los primeros los cursos de idiomas (francés), de informática y redes sociales, de manejo de los teléfonos inteligentes, de fotografía(manejo de la Cámara digital, Photoshop). Entre los segundos los cursos de iniciación al dibujo y la pintura, grabado sobre madera, que tienen el aliciente de poder optar a un premio otorgado por votación popular, pues los trabajos manuales se exponen en Elizondo y Santesteban en el día de Ferias, y en Leitza en el día del Talo. Además una serie de talleres que promueven la salud, como el Taller de la Memoria que enseña como ejercitar la gimnasia mental, Psicoterapia para mayores, o los que se orientan a la alimentación saludable, el conocimiento de las plantas medicinales, etc.
Actividades complementarias son las conferencias sobre temas variados pero siempre de interés para las personas mayores, entre ellas las de tipo preventivo (seguridad ciudadana, que enseñan las claves para no dejarse engañar por desaprensivos que se pueden encontrar en la calle o que quieren entrar en el propio domicilio), pero también aquellas decisiones que conviene tomar cuando se está con la mente cabal, para que llegado el momento de necesidad no tengan otros que tomarlas por nosotros (testamento y disposición de últimas voluntades, testamento vital).
Siguen teniendo mucha aceptación los viajes, que dado el estado de crisis económica que no parece tener fin, han disminuido hacia el extranjero, para centrarse en territorio nacional. Hay otro tipo de salidas que llevan la marca de las 3 B de los tiempos de nuestros abuelos y nuestros padres (aquello de Bueno, Bonito y Barato), y son las salidas montañeras para conocer EuskalHerria, que son buenas para la salud, bonitas porque se puede conocer el patrimonio natural y cultural, y baratas porque no pasan de un día y puede uno llevarse el almuerzo y la bebida desde casa. Amén de los amigos que se hacen, y de las conversaciones divertidas que se tienen. Todo un antídoto contra la soledad.
Tal y como lo percibo al hacer este resumen histórico, la fundación de Arkupeak fue un acierto por los objetivos que tenía, su actividad a lo largo de estos 33 años puede calificarse como muy positiva pues muchos de ellos se cumplieron, su capacidad para adaptarse a las circunstancias del momento ha sido y es más que notable. Pasa con nota alta la evaluación a la que nos somete el paso del tiempo, el juicio que llamamos de la Historia. El trabajo desinteresado de quienes la han dirigido y la dirigen y gestionan, tiene un enorme valor al que no se puede poner precio, porque no se puede pagar con dinero la dedicación de tantas y tantas personas que lo único que pretendían y pretenden es ayudar, apoyar, y dar satisfacción a un sector de la población que son nuestros mayores, a los que las generaciones jóvenes tanto deben.
Porque como sociedad, no somos ni seremos nada, si no echamos la vista en dos sentidos (hacia adelante, pero también hacia atrás), para responder apreguntas que debemos hacernos, y que no son otras sino las de dónde venimos para saber quiénes somos, para desde aquí tener referencias claras de hacia dónde vamos). Felicitaciones a Arkupeak por su trayectoria, y que siga así por muchos años.
Santesteban, Agosto de 2019.
Mª Isabel Ostolaza, Jubilada, Doctora en Historia. Ha sido Catedrática en Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad Pública de Navarra.